¿CÓMO MEJORAR LA RENTABILIDAD DEL DINERO INVERTIDO EN EDUCACIÓN?

PREMISAS

1. Gastar dinero público sólo en aquello que demanda el mercado (también en disciplinas culturales que no deben desaparecer, o mercados emergentes o estratégicos para el país todavía no demandados, etc. En cualquier caso la decisión debe ser del gobierno que es quien pone el dinero y no de la universidad).
2. Adaptar la oferta universitaria a las demandas del mercado y a los nichos de mercado emergentes y estratégicos para el país. Por tanto la libertad de las universidades se ve reducida debiendo adaptarse contínuamente a los cambios del mercado.

 IDEAS PARA CONSEGUIRLO

Es necesario establecer un sistema para determinar las necesidades del mercado de trabajo y actuar en consecuencia. Para ello anualmente, las empresas realizarán 2 tareas:

• Valorar en que medida se adapta la preparación de los estudiantes recién titulados en su primer año de incorporación al mercado laboral, a las necesidades de dicha empresa.
• Realizar una previsión de futuras necesidades de contratación (a 3 años vista) especificando que competencias deberían tener.

Así mismo los recién incorporados informarán tras su primer año sobre:

• La adecuación de sus estudios a las necesidades de la empresa a la que se han incorporado finalmente.
• La valoración sobre la adecuación de sus estudios a las necesidades del mercado en función de sus entrevistas de trabajo, etc.

Por último se realizarán estudios comparativos entre resultados de facultades similares y estudios a partir de informes del INEM y otros entes de colocación, INE, etc.

De estos 3 conjuntos de fuentes de información (evaluación 360º: clientes = empresas, usuarios = estudiantes y pares = otras universidades) se deben derivar acciones ("premios, castigos, etc") para las universidades, empresas y usuarios en función de la adecuación de la preparación de los recién titulados, del acierto o no en las previsiones de contratación y del acierto o no en la elección de una carrera profesional. Ejemplos:

• Sustitución de catedráticos que no consigan preparar adecuadamente a sus alumnos.
• Aumento de recursos y capacidades para aquellas facultades bien puntuadas por las empresas.
• Exenciones fiscales para las empresas que cumplan sus previsiones de contratación.
• Sobrecargas fiscales para las que reiteradamente no acierten con sus predicciones o no las realicen correctamente.

Las infraestructuras universitarias dejan de pertenecer a una facultad en concreto y pasan a pertenecer al campus en su conjunto.

• Todas las aulas pueden ser usadas por estudiantes de diferentes facultades en función de la demanda y la planificación del campus.
• Todos los despachos podrán ser asignados a profesores de distintas facultades.
• Todos los recursos (aulas magnas, de informática, de idiomas, talleres, laboratorios, secretaría, reprografía, etc.) pasan a ser compartidos.

Y por tanto deben ser modulares y flexibles. Esto permitirá adaptar los números clausus a la demanda del mercado y no a la capacidad de las infraestructuras de cada facultad como viene siendo la norma. El rectorado deberá encargarse de la distribución de recursos anualmente en función de los resultados de las empresas.

 

Aquel que decida cursar una carrera estando por debajo de los números clausus determinados por el mercado, deberá correr con los gastos reales de dichos estudios (pero no se le prohibe cursarlos ya que después del primer año podría superar a otro alumno que antes estaba por encima, invirtiendo así la situación).